La historia de Trigarante se remonta a la vida de dos de los hombres más reconocidos en el mundo del tequila, cuando sus caminos se encontrarían para formar una de las uniones tequileras más sólidas y llena de tradición.
Salvador Rivera Lizardi llegó a Amatitán, Jalisco a los 17 años. Ahí comenzó a rentar tierras para la plantación de agave hasta que se relacionó de cerca con tequileros de la zona, quienes al ver su perseverancia y potencial, le dieron la oportunidad de entrar al negocio como proveedor de agave para su producción de tequila.
Mientras tanto, Enrique Partida Zepeda, con tan solo 16 años, empezaba como arriero de mulas en las plantaciones de agave de una de las casas tequileras más importantes de la región. Después migró a Estados Unidos para iniciar su patrimonio y en 1965, como fruto de su esfuerzo, adquirió su primer rancho para dedicarlo por completo a la plantación de agave.